La voz nos canta

¿De qué color es tu voz?
¿De dónde viene?
¿Adónde va?
¿Te gusta?
¿Recuerdas una vez que te haya ayudado a consolar, a comunicarte de veras con alguien, que te haya sonado dulce en el momento justo?
¿Has enamorado con tu voz?
¿Recuerdas una voz como recuerdas una cara?
¿Añoras una voz como añoras un cuerpo?
¿Deseas, has deseado alguna vez, una voz?
Es un vestido la voz, una presentación social.
¿Te has vestido alguna vez con una voz que no es la tuya?

Dicen:
Una voz grave hace más hombre,
una voz aguda es de mujer delicada.
¿Has forjado tu voz para obedecer estas premisas o para desobedecerlas?
Sé que mi voz ha cambiado en los momentos más importantes de mi vida, como ha cambiado mi olor.
Puede sonar segura mi voz.
Puede estar de acuerdo con mi estómago.
Puede vibrar
puede, también, estar en silencio.

Es posible la energía sin fuerza, la voz sin tensión.
La tensión de la garganta y la mandíbula afecta a toda la espalda, al sexo.
Sé que lo que no digo raspa en mi garganta. Debo buscar, entonces, una manera de decir lo que se ha quedado ahí, raspando.

¿Qué puedo hacer para que esté más viva mi voz?
¿Qué harías tú para darle más vida a tu voz?
¿Qué regalo podrías hacerle?

CRISTINA VERBENA