¿Todo es triste o nosotros somos la tristeza? ![]() La semana pasada, en San Salvador de Jujuy, murió Héctor Tizón, a los 82 años, cuando acababa de publicar Memorial de la Puna. Su obra, asociada al silencio y la parquedad del lenguaje, fue extensa. Su literatura fue inspirada en gran parte por la tradición oral del pueblo que lo vio nacer. Desde su primer volumen de cuentos, publicado en México en los años ’60, A un costado de los rieles, hasta novelas como La mujer de Strasser, que le otorgaron notoriedad y enorme difusión, escribió una de las obras más personales y oblicuas de la literatura argentina, consiguiendo también una franca dimensión latinoamericana, en la que no poco tuvo que ver su mirador del norte del país y la Puna, a 17.000 kilómetros de Buenos Aires.
Fuego en Casabindo, 1969; El hombre que llegó a un pueblo, 1988; El jactancioso y la bella, 1972; El traidor venerado, 1978; El gallo blanco, 1992, El viaje, 1988, Tierras de frontera, 2000 Luz de las crueles provincias, 1995 La belleza del mundo, |
Compartir el deseo y el disfrute de contar --- “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla” Gabriel García Márquez